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Motivada por las diferentes situaciones, que he visto en el transcurso del ejercicio de mi profesión, he llegado a la conclusión que nuestra sociedad, es cada vez mas compleja, llevamos un ritmo de vida que nos genera múltiples situaciones de tensión, estrés, angustia y ansiedad: conflictos familiares, laborales, sociales. Todo ello facilita la aparición de malestar emocional, infelicidad, preocupación, desorientación, problemas de relación...
Muchas veces creemos que el tiempo repara, como por arte de magia, los conflictos. Todo lo contrario. El tiempo, el negar o tapar los problemas, el no hablarlos, hace que estos crezcan y se agraven.
Otro error muy común es interpretar que con voluntad todo se arregla. Si bien es cierto que el esfuerzo para lograr resultados en la vida es fundamental, no todo se resuelve con puro voluntarismo. En la conducta humana suceden cosas a pesar de uno, son procesos inconscientes y empeñarse en cambiarlos a puro "machaque", por lo general, produce el efecto contrario.
Solicitar ayuda a un profesional ya no es tabú.
Si usted cree que todos los psicólogos trabajamos igual, se equivoca. Sentados a la cabecera del diván donde el paciente desgrana reiteradamente sus recuerdos de infancia. Como ellos, yo también me he formado en el psicoanálisis, pero no soy una psicoanalista ortodoxa. Esto significa que prescindo del diván y no soy partidaria de las terapias largas, porque estoy convencida de que una persona que vive un conflicto que le produce sufrimiento o que le insume gran parte de la energía que podría depositar en otra cosa, necesita encontrar una salida en un plazo mínimo y razonable. Hoy vivimos en una sociedad exitista en que todo debe ser rápido, y en que las exigencias son tales que ni siquiera hay tiempo para una depresión o una crisis prolongada. El timing de los conflictos se ha acelerado junto con el timing social.
Por eso tomo del psicoanálisis freudiano su base teórica y de la reformulación lacaniana algunos elementos que lo enriquecen, pero no dudo en recurrir, con una actitud abierta y heterodoxa, a la terapia transaccional y a la terapia sistémica. Estoy absolutamente convencida de que lo importante no es jurar fidelidad a una línea o a otra, sino tomar de cada una lo que puede resultarle útil al paciente que atraviesa una crisis.
Creo que el sentido práctico no debe estar ausente del terreno de la Psicología y, por eso, no me conformo con mi formación teórica, sino que en el ejercicio profesional en mi consultorio y en mi experiencia me nutro también de mi vida como hija, esposa, madre y amiga.
No me enrolo en las filas de los fanáticos de la autoayuda que suponen que basta con querer para poder. Creo que los mensajes como “tú todo lo puedes” o “todo depende de ti” generan ilusiones de omnipotencia que, al verse defraudadas por la realidad, producen frustración. La actitud positiva y la fuerza de voluntad son determinantes para cambiar una situación, pero las posibilidades de cambio no dependen sólo de ellas. Los factores externos también importan y existen diversos "frenadores" de orden inconsciente que impiden programarse de manera positiva. Sostener lo contrario sería suponer erróneamente que a través de la sugestión y el voluntarismo todo es posible.
Mi experiencia profesional y personal me indica que podemos tener una actitud más activa ante la vida, no permitiendo que ésta “nos suceda” como un destino inevitable, sino modelándola como una arcilla que, a pesar de que siempre oponga resistencia a la presión de nuestras manos, a la larga acabará teniendo nuestra impronta, la forma particular que hayamos conseguido.
Por lo anterior, me dirijo a ustedes como los guiadores de seres humanos nuevos para esta sociedad, que tal si ponemos en practica como una materia vocacional, donde se le de herramientas, al niño, al joven ,esa arcilla que es nuestra juventud, para irlos moldeando, y así enfrentarse a una sociedad consumistas ,donde los tropiezos son escalones para subir a la meta del triunfo, saber quitar esos limitantes bloqueadores que hay en su ser impuestos desde su hogar, desde niñez que mentalmente no los prepara para el infortunio y los convierte en unos fracasados
Pregúntense de la cantidad x de adolescentes que se gradúan de once, cuantos salen fortalecidos a enfrentarse a la cantidad de situaciones que se les va a presentar en el camino, muchos recurren a estados facilistas de huir del problema como lo es: las drogas, el alcoholismo, el tabaquismo, y hoy en día estamos enfrentados a una problemática social mas fuerte que es la prostitución(los prepagos) forma fácil de conseguir dinero.
Les dejo en su conciencia crear el cambio en la nuevas políticas de formación educativa en Colombia, incluyamos un tiempo en horas en el pensum académico para formar seres humanos llenos de valores y con capacitación parar aprender a manejar sus estados emocionales y energéticos enseñándoles a conocerse así mismos.
Ofrezco mis servicios, con mi experiencia para que sea tomada en cuenta por ustedes.
Motivada por las diferentes situaciones, que he visto en el transcurso del ejercicio de mi profesión, he llegado a la conclusión que nuestra sociedad, es cada vez mas compleja, llevamos un ritmo de vida que nos genera múltiples situaciones de tensión, estrés, angustia y ansiedad: conflictos familiares, laborales, sociales. Todo ello facilita la aparición de malestar emocional, infelicidad, preocupación, desorientación, problemas de relación...
Muchas veces creemos que el tiempo repara, como por arte de magia, los conflictos. Todo lo contrario. El tiempo, el negar o tapar los problemas, el no hablarlos, hace que estos crezcan y se agraven.
Otro error muy común es interpretar que con voluntad todo se arregla. Si bien es cierto que el esfuerzo para lograr resultados en la vida es fundamental, no todo se resuelve con puro voluntarismo. En la conducta humana suceden cosas a pesar de uno, son procesos inconscientes y empeñarse en cambiarlos a puro "machaque", por lo general, produce el efecto contrario.
Solicitar ayuda a un profesional ya no es tabú.
Si usted cree que todos los psicólogos trabajamos igual, se equivoca. Sentados a la cabecera del diván donde el paciente desgrana reiteradamente sus recuerdos de infancia. Como ellos, yo también me he formado en el psicoanálisis, pero no soy una psicoanalista ortodoxa. Esto significa que prescindo del diván y no soy partidaria de las terapias largas, porque estoy convencida de que una persona que vive un conflicto que le produce sufrimiento o que le insume gran parte de la energía que podría depositar en otra cosa, necesita encontrar una salida en un plazo mínimo y razonable. Hoy vivimos en una sociedad exitista en que todo debe ser rápido, y en que las exigencias son tales que ni siquiera hay tiempo para una depresión o una crisis prolongada. El timing de los conflictos se ha acelerado junto con el timing social.
Por eso tomo del psicoanálisis freudiano su base teórica y de la reformulación lacaniana algunos elementos que lo enriquecen, pero no dudo en recurrir, con una actitud abierta y heterodoxa, a la terapia transaccional y a la terapia sistémica. Estoy absolutamente convencida de que lo importante no es jurar fidelidad a una línea o a otra, sino tomar de cada una lo que puede resultarle útil al paciente que atraviesa una crisis.
Creo que el sentido práctico no debe estar ausente del terreno de la Psicología y, por eso, no me conformo con mi formación teórica, sino que en el ejercicio profesional en mi consultorio y en mi experiencia me nutro también de mi vida como hija, esposa, madre y amiga.
No me enrolo en las filas de los fanáticos de la autoayuda que suponen que basta con querer para poder. Creo que los mensajes como “tú todo lo puedes” o “todo depende de ti” generan ilusiones de omnipotencia que, al verse defraudadas por la realidad, producen frustración. La actitud positiva y la fuerza de voluntad son determinantes para cambiar una situación, pero las posibilidades de cambio no dependen sólo de ellas. Los factores externos también importan y existen diversos "frenadores" de orden inconsciente que impiden programarse de manera positiva. Sostener lo contrario sería suponer erróneamente que a través de la sugestión y el voluntarismo todo es posible.
Mi experiencia profesional y personal me indica que podemos tener una actitud más activa ante la vida, no permitiendo que ésta “nos suceda” como un destino inevitable, sino modelándola como una arcilla que, a pesar de que siempre oponga resistencia a la presión de nuestras manos, a la larga acabará teniendo nuestra impronta, la forma particular que hayamos conseguido.
Por lo anterior, me dirijo a ustedes como los guiadores de seres humanos nuevos para esta sociedad, que tal si ponemos en practica como una materia vocacional, donde se le de herramientas, al niño, al joven ,esa arcilla que es nuestra juventud, para irlos moldeando, y así enfrentarse a una sociedad consumistas ,donde los tropiezos son escalones para subir a la meta del triunfo, saber quitar esos limitantes bloqueadores que hay en su ser impuestos desde su hogar, desde niñez que mentalmente no los prepara para el infortunio y los convierte en unos fracasados
Pregúntense de la cantidad x de adolescentes que se gradúan de once, cuantos salen fortalecidos a enfrentarse a la cantidad de situaciones que se les va a presentar en el camino, muchos recurren a estados facilistas de huir del problema como lo es: las drogas, el alcoholismo, el tabaquismo, y hoy en día estamos enfrentados a una problemática social mas fuerte que es la prostitución(los prepagos) forma fácil de conseguir dinero.
Les dejo en su conciencia crear el cambio en la nuevas políticas de formación educativa en Colombia, incluyamos un tiempo en horas en el pensum académico para formar seres humanos llenos de valores y con capacitación parar aprender a manejar sus estados emocionales y energéticos enseñándoles a conocerse así mismos.
Ofrezco mis servicios, con mi experiencia para que sea tomada en cuenta por ustedes.
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